Un coqueto reducto en San Telmo fue el lugar elegido para una nueva visita de Adrian Belew a Buenos Aires. En esta ocasión, el integrante de la legendaria banda de rock King Crimson, colaborador de notables artistas como Frank Zappa, David Bowie y Talking Heads, se presentó junto a su power trio, que completan la bajista Julie Slick y el baterista Marco Minnemann, sus acompañantes en las giras desde años atrás.
La introducción fue con Because en playback para que nadie dude de su incondicional amor por los Beatles. A renglón seguido, un concierto de una hora y media de duración, sin respiro, a todo volumen, donde el trío hace honor a su propuesta sonando poderoso, con Belew cómodamente instalado en el rol de guitar hero, demostrando sus dotes de intérprete inclasificable. Usando un modelo propio de guitarra Parker de última generación, una laptop, samplers y efectos, se permitió jugar, divertirse, recrearse, al momento de emprender encendidas improvisaciones que transitaron por lugares inesperados, sostenido en forma sólida por sus acólitos.
En este punto, es necesario hacer una salvedad: esta formación limita las posibilidades que tiene para ofrecer la música de Belew. Muchos de los momentos más logrados de sus discos son aquellos en los que el sonido es despojado, incluyendo instrumentos acústicos como un piano o una guitarra, se sirve de una batería sin tanto micrófono, y su voz adquiere mayor protagonismo. ¡Suficiente distorsión!
Desde los ochentas, Adrian Belew apuesta a renovar un género, el rock, que padece de ostensible agotamiento, dedicado a experimentar las posibilidades de la canción pop, incorporando texturas, raros sonidos de guitarra, una expresiva voz similar a la de un David Byrne al borde de la locura. En ese contexto, no asombra la inclusión de sonidos electrónicos, loops, utilizados ingeniosamente, pero sería deseable que no terminasen por enmascarar lo que se quiere contar.
Lo interpretado en el recital consistió en su mayoría en temas de sus últimos discos en solitario, recopilados en el álbum Side Four (Live), más uno perteneciente al flamante e: Writing On The Wall, Dinosaur, Ampersand, Beat Box Guitar, Drive, Of Bow And Drum, entre otros. El ineludible final, puesto que Belew no es un ingenuo, fue con dos memorables composiciones de King Crimson: Three of a Perfect Pair y Thela Hun Ginjeet.
La introducción fue con Because en playback para que nadie dude de su incondicional amor por los Beatles. A renglón seguido, un concierto de una hora y media de duración, sin respiro, a todo volumen, donde el trío hace honor a su propuesta sonando poderoso, con Belew cómodamente instalado en el rol de guitar hero, demostrando sus dotes de intérprete inclasificable. Usando un modelo propio de guitarra Parker de última generación, una laptop, samplers y efectos, se permitió jugar, divertirse, recrearse, al momento de emprender encendidas improvisaciones que transitaron por lugares inesperados, sostenido en forma sólida por sus acólitos.
En este punto, es necesario hacer una salvedad: esta formación limita las posibilidades que tiene para ofrecer la música de Belew. Muchos de los momentos más logrados de sus discos son aquellos en los que el sonido es despojado, incluyendo instrumentos acústicos como un piano o una guitarra, se sirve de una batería sin tanto micrófono, y su voz adquiere mayor protagonismo. ¡Suficiente distorsión!
Desde los ochentas, Adrian Belew apuesta a renovar un género, el rock, que padece de ostensible agotamiento, dedicado a experimentar las posibilidades de la canción pop, incorporando texturas, raros sonidos de guitarra, una expresiva voz similar a la de un David Byrne al borde de la locura. En ese contexto, no asombra la inclusión de sonidos electrónicos, loops, utilizados ingeniosamente, pero sería deseable que no terminasen por enmascarar lo que se quiere contar.
Lo interpretado en el recital consistió en su mayoría en temas de sus últimos discos en solitario, recopilados en el álbum Side Four (Live), más uno perteneciente al flamante e: Writing On The Wall, Dinosaur, Ampersand, Beat Box Guitar, Drive, Of Bow And Drum, entre otros. El ineludible final, puesto que Belew no es un ingenuo, fue con dos memorables composiciones de King Crimson: Three of a Perfect Pair y Thela Hun Ginjeet.
1 comentario:
En ausencia de comentarios de Uds. agrego el propio. Escuchando detenidamente Side Four (Live), que contiene un concierto muy parecido al del sábado pasado, es manifiesta la decisión de Belew de sonar como una banda de heavy rock, a expensas de un sonido más apreciado por mí, por ejemplo, el de los discos Inner Revolution y Here, donde el acento estaba puesto en la canción pop, a la cual se agregaban extrañas guitarras procesadas, con solos que tenían la virtud de ser económicos. En una reciente entrevista publicada por el diario Página 12, el integrante de King Crimson expresaba que con esta agrupación toca más la guitarra de lo que alguna vez tocó en cualquiera de las bandas en las que estuvo, lo que me lleva a pensar que, a veces, menos es más.
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