En el marco de un doble concierto producto del desembarco en Buenos Aires del Bridgetone Music Festival, que ya tiene su tercera edición en San Pablo, Brasil, lo cual augura muy buen jazz para futuros encuentros, se presentaron Overtone Quartet, un verdadero supergrupo de jazz en la actualidad, y Kurt Rosenwinkel Trio, el trio del guitarrista de jazz más representativo de la generación surgida en los noventas.
La apertura tuvo lugar con la banda que integran el contrabajista Dave Holland, el saxofonista Chris Potter, el pianista Jason Moran y el baterista Eric Harland, interpretando: Treachery (Harland); Walking A Walk (Holland); Ask Me Why (Potter); Maiden (Harland); Blue Blocks (Moran); Step to It (Holland), donde el baterista ofreció un magnífico solo; y el bis, Gummy Moon (Moran), destacando Potter en el soprano.
La idea detrás del proyecto es claramente compartir el liderazgo, permitiendo el lucimiento de las notables cualidades técnicas y expresivas de sus miembros, pero tal decisión tiene el efecto negativo de no favorecer la consolidación de una personalidad propia, lo que acostumbran tener las agrupaciones de Dave Holland, hecho demostrado en forma palmaria en el tema Step to It, una de sus características exquisitas melodías sustentadas en un animado groove, que recuerda a su fantástico quinteto, en la encarnación con que atravesara el último cambio de siglo.
A continuación, llegó el turno de Kurt Rosenwinkel, el guitarrista que consiguió elaborar el sonido más distintivo, inconfundible, desde los grandes intérpretes de ese instrumento surgidos a fines de los setentas (vgr., Pat Metheny, Bill Frisell, John Scofield, John Abercrombie).
Subió al escenario junto a su Standards Trio, completado por el contrabajista Eric Reevis, un producto de la factoría Marsalis; y Ted Poor, baterista de la escena de Nueva York, usualmente asociado al trompetista Cuong Vu.
Dueño de un sonido brillante y claro, una solidez y una variedad de ideas asombrosa, toca con formidable fluidez sus características líneas melódicas como cascadas.
Mis preferidas fueron las versiones de Reflections, la balada de Thelonious Monk que aporta el título a su último álbum; e Invitation, firmada por Bronislaw Kaper, incluyendo una atractiva contribución de la sección rítmica.
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