lunes, 27 de septiembre de 2010

Simplemente sangre (Blood Simple, 1984), de Joel Cohen

Simplemente sangre es la primer película de los hermanos Joel y Ethan Cohen. Es una comedia negra que tiene como principal virtud subvertir el clásico relato policial, cuyo leimotiv consiste en descubrir al autor del crimen.
En esta ópera prima, por el contrario, los espectadores conocen los hechos y las intenciones de los personajes, y son éstos quienes ignoran los sucesos y las circunstancias en las que se encuentran involucrados.
Desde el inicio, una voz en off sitúa la acción en el espacio árido, yermo, de Texas, y advierte que allí cada cual está por sí mismo.
Los personajes encarnan ese medio infame, se funden con ese ominoso entorno, fundando sus relaciones en la desconfianza, la mezquindad, el deseo y la ambición.
Una serie de malos entendidos, tal si fuese una comedia de enredos y una notoria falta de astucia, convierten a Marty (Dan Hedaya), dueño de un bar e ideólogo del asesinato de su mujer (Frances McDormand) y su amante Ray (John Getz), de victimario en víctima. Los mismos equívocos y una completa falta de sinceridad conducen a Ray inexorablemente a un destino trágico. A su turno, el cinismo y la ausencia de escrúpulos del detective privado Loren Visser (M. Emmet Walsh), en las antípodas del modelo chandleriano de detective íntegro, completa la extensión de la tragedia.
El tiempo es lento, pesado, el ambiente es sofocante para esos personajes mezquinos, cargados de sospechas y de miserias. Todos sus actos tienen, inevitablemente, consecuencias desgraciadas para ellos, que no pueden escapar a su naturaleza.
Joel y Ethan Cohen, a través de su filmografía, han mostrado una visión satírica y pesimista del hombre. Los que forman parte de su mundo son seres grises, solitarios, viles, codiciosos, torpes y desafortunados. Siempre expuestos a tentaciones que nunca pueden realizar, expresando su escasez de virtudes morales e intelectuales.
En Simplemente sangre, de la misma manera que en Fargo (1996), son las mujeres las que consiguen salir airosas de ese universo degradado.
En este gran largometraje, los Cohen aciertan en recrear a la perfección el desencanto y la corrupción moral que son de la esencia del film noir.

No hay comentarios: