lunes, 11 de mayo de 2020

A sangre fría (Truman Capote's In Cold Blood, 1967), de Richard Brooks

A sangre fría, la famosa novela de Truman Capote, relata el asesinato de la familia Clutter, llevado a cabo en la ciudad de Holcomb, en el mediooeste norteamericano, por dos ex convictos de nombre Perry Smith y Dick Hickock, la posterior investigación de los hechos, hasta llegar al juicio y ejecución de los condenados.
Mirando la adaptación cinematográfica de A sangre fría, realizada en 1967, con la dirección de Richard Brooks, proyectada tiempo atrás en la Televisión Pública Argentina, pienso en la diferencia abismal en la calidad del cine norteamericano de la gran industria de décadas atrás y el reciente.
Los directores en la actualidad, en comparación con los de las décadas del cincuenta y sesenta, por aquellos años vigilados muy de cerca por los productores, no saben narrar, perdieron la habilidad para contar una historia y, salvo excepciones, son débiles en la dirección de los actores.
La breve escena en la cual el astuto detective Alvin Dewey (John Forsythe) visita a Tex Smith, padre de Perry (estupendo Charles McGraw), es magnífica.

viernes, 6 de marzo de 2020

Clímax (Climax, 2018), de Gaspar Noé

Basada en hechos reales aparentemente ocurridos en Francia en 1996, Clímax es algo así como la versión lisérgica de Fama (Alan Parker, 1980).
Empieza con las entrevistas propias de un casting para una compañía de danza, donde jóvenes bailarines de diversa pertenencia étnica y orientación sexual declaran su pasión por el baile.
A continuación, tiene lugar una coreografía moderna, de esas en las que los intérpretes se contorsionan y hacen todo tipo de movimientos que no recuerdan en nada al baile clásico.
A partir de ese momento, el director se dedica a exponer las relaciones entre esos jóvenes, reunidos en ensayos en el espacio cerrado de una escuela abandonada, regodeándose en diálogos banales, vacuos, carentes de interés alguno (la charla entre los dos jóvenes negros es graciosa).
La acción sigue en una fiesta electrónica y, en un momento dado, se suceden acusaciones cruzadas entre los jóvenes de añadir LSD a una sangría, y todo se sale de control, derivando en imágenes orgiásticas teñidas de rojo, el clímax aludido en el título, donde la muchachada entra en trance y posterior descenso al infierno.