sábado, 8 de mayo de 2021

La hija de un ladrón (2019), de Belén Funes


No es la Barcelona de la Sagrada Familia, la plaza Real o el Edificio Fórum...
Sara (Greta Fernández) tiene veintidós, es sorda de un oído, madre de un inocente/demandante bebé de seis meses, hermana al cuidado de un niño lisiado, hija de Manuel (Eduard Fernández), un ladrón recién excarcelado que reaparece en su vida para echar a perder la relación padre-hija una vez más, y separada de Dani (Àlex Monner), el padre de la niña, que la rechaza. Demasiado peso para los jóvenes hombros de la pobre Sara.
Un gran mérito de la realizadora es hacer creíbles protagonista e historia: si la pretensión al filmar es contar cosas que le pasan a personas reales, que tienen sentimientos y un montón de necesidades, es indispensable dotar a tus personajes y escenas de una verosimilitud casi documental, y Belén Funes logra salir airosa de semejante desafío.
En la misma dirección, una mención especial para Greta Fernández por su espléndida composición de una (anti)heroína de aparente debilidad; mas una fragilidad que no sabe de flaquezas; consciente de que todo está mal y se va a poner peor, pero decidida a no bajar los brazos pase lo que pase.