
Llevado a cabo en Plaza Italia, congregó en un frío domingo de un fin de semana extra largo a una multitudinaria concurrencia.
Abro un paréntesis con un contenido un poco intolerante para decir que los conciertos de rock con entrada libre suelen ser tan masivos que conspiran con la posibilidad de poder presenciar lo que ocurre sobre el escenario de un modo mínimamente satisfactorio. Junto a los que tienen interés en escuchar, se acercan los que aprovechan la ocasión para pasar el rato o vender "lo que sea". En esta oportunidad, observé gente sentada tomando mate, a las 21 hs., cuando la temperatura era de 12º, entre personas caminando a su alrededor casi pisándolas. En fin, cierro el paréntesis.