miércoles, 13 de enero de 2010

Criatura de la noche (Låt den rätte komma in, 2008), de Tomas Alfredson

Entre tanta pavada dedicada al cine de vampiros para consumo preadolescente esta película es una gema. Aunque en rigor, la redefinición de este género realizada por el director Tomas Alfredson, es apenas una de las lecturas que admite.
También se puede entender como una película dedicada a la iniciación en el amor e incluso, y debido a lo que es una justificada preocupación en los países desarrollados, perteneciente a un incipiente catálogo que trata el tema del acoso escolar (bullying).
Oskar es un joven solitario que sufre el maltrato de sus compañeros de escuela. Eli es su vecina, también solitaria, de su misma edad. Solo que ella tiene doce... desde hace mucho tiempo.
Juntos se harán mutua compañía y comenzarán, desde su inocencia, a sentirse atraídos el uno por el otro.
Conserva de las historias de vampiros su naturaleza trágica, el estar condenado para siempre al aislamiento, pero es el juego de las ambigüedades el que permite al filme ser algo más: una historia romántica de imposible consumación.
A poco de andar, Eli confiesa a Oskar que no es una mujer: la secuencia más inquietante de Criatura de la noche es aquella en que el adolescente observa la desnudez de su joven amiga, donde se muestra que tiene una cicatriz en lugar de su sexo.
Resulta digno de hacer notar cómo el largometraje no pierde un contenido oscuro y poético ni siquiera cuando Eli muerde a una muchacha que, más tarde, se transforma en un vampiro y, tan solo por un momento, parece que el relato mutará en una de terror más.
Sin embargo, la película evita escenas sangrientas innecesarias, y las que existen, parecen competir en crueldad con el trato que se brindan niños y adultos a sus pares.
En el mismo sentido que Criatura de la noche admite distintas interpretaciones, el personaje de Oskar, sensible y vulnerable, fascinado por noticias morbosas y fantaseando venganzas contra sus abusadores, sugiere que Eli podría no ser más que un producto, la materialización de su imaginación, como un mecanismo de defensa inconsciente.
En un suburbio de una Estocolmo vacía y gélida, Oskar y Eli descubrirán que el secreto frente a la indiferencia es acercarse al otro tolerando las diferencias.

2 comentarios:

mge dijo...

Cualquier elogio es insuficiente para describir a tamaña película. Un 10 total.

soyo dijo...

no haría falta decir que coincido contigo.

Gracias por tu visita, mge.