Shara comienza con una larga secuencia sin cortes donde la cámara persigue a dos chicos que juegan y corren por las calles de Nara, la ciudad natal de la directora japonesa Naomi Kawase, hasta que uno sorpresivamente desaparece.
Años más tarde, la madre dice al padre: "No lo estamos enfrentando. Tenemos que enfrentarlo". Es el tema primordial de la película: el duelo, cómo continuar a partir del dolor que provoca una pérdida.
Luz y sombra es la respuesta que ensaya el padre en forma de dos ideogramas que dibuja frente a su familia.
Ausencia, memoria, amor, nacimiento, religión, tradiciones, forman parte de un ciclo vital.
Escenas como el primer beso, un parto natural, la revelación a una hija que es adoptada, o la realización de un festival de danzas callejeras, son retratadas en forma majestuosa, con una naturalidad y una belleza poco comunes; todo es filmado de manera próxima, íntima, pero también tomando la distancia que impone el respeto.
Shara representa mi idea de qué debe ser el cine.
Años más tarde, la madre dice al padre: "No lo estamos enfrentando. Tenemos que enfrentarlo". Es el tema primordial de la película: el duelo, cómo continuar a partir del dolor que provoca una pérdida.
Luz y sombra es la respuesta que ensaya el padre en forma de dos ideogramas que dibuja frente a su familia.
Ausencia, memoria, amor, nacimiento, religión, tradiciones, forman parte de un ciclo vital.
Escenas como el primer beso, un parto natural, la revelación a una hija que es adoptada, o la realización de un festival de danzas callejeras, son retratadas en forma majestuosa, con una naturalidad y una belleza poco comunes; todo es filmado de manera próxima, íntima, pero también tomando la distancia que impone el respeto.
Shara representa mi idea de qué debe ser el cine.
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